No deje de hacer...en Paris

- Disfrutar de una magnífica vista de 360º desde el último piso de los modernistas almacenes La Samaritane. Hay una terraza agradable en la que tomar algo que en los días claros es una delicia. La vista es gratuita, no hay que pagar entrada para tener acceso a ella y por ahora, no suele haber cola, como sucede, por ejemplo en Notre Dame.

Frente al Centro Pompidou, en el piso de arriba de una inmensa tienda de postales, carteles y obra gráfica en la que, además, enmarcan lo que les pidas (141 rue St. Martin) hay un secreto y refrescante salón de té (o de copas) desde cuyos agradables sofás y a través de grandes ventanas con cuarterones puedes observar el animado vaivén de las calles. Perfecto para relajarse y descansar. Hay musiquita.

- Las luces del atardecer en las vidrieras de la Saint Chapelle.

- Husmear por el gremio de los destartalados anticuarios del mercado de las Pulgas. Es interesante observar cómo va cambiando el perfil de la población a medida que las paradas del metro se alejan del centro. A la hora de comer el gremio se reúne en torno a una mesa e improvisa picnics dominicales mientras echan un ojo a los puestos. Muy francés y tronchante.

- Hojear las cargadas estanterías de la librería Shakespeare&Company (37 Rue de la Bûcherie).

- Siguiendo la tradición de Hemingway y Breton, tomar un chocolate caliente en el café Les Deux Magots, (en Saint Germain des Près).

- Comprar flores en el Mercado de la Île de la Cité.

- Perder la prisa en los Jardines de Luxenburgo. Hay sillas y pseudo hamacas para relajarse y leer el periódico o lo que sea